AYUDE A SU HIJO A COMPRENDER EL CIBERACOSO

By Bailey Lindgren

Imagine estar caminando por el pasillo de una escuela intermedia y ver las palabras “perdedor feo” escritas en el casillero de un estudiante de sexto grado, con las letras gigantes ensombreciendo el espacio personal de un estudiante en la escuela. Algunos pares apuntan con el dedo y ríen mientras pasan, otros alejan la mirada con expresiones ilegibles.

Cuando alguien lo notifica al personal escolar, reaccionan rápidamente y borran las palabras maliciosas, pero las sombras oscuras del marcador negro permanecen borroneadas sobre la puerta, un recordatorio diario del intento de alguien por humillar públicamente a otro estudiante.

Ahora imagine ese mismo mensaje publicado dentro de una app anónima o enviado en un mensaje de texto grupal. No solo los que caminan por el pasillo ven esas palabras hirientes. Los pares pueden compartir el mensaje por texto o en las redes sociales.

Internet se ha convertido en una nueva pared de baño, un lugar donde los niños publican comentarios malvados e inapropiados sobre sus pares. No solo unas pocas personas dentro de la escuela pueden verlos, sino que ahora, una audiencia de literalmente miles de personas tiene acceso. El auge de la tecnología ha llevado a esta nueva y grave forma de acoso, conocida como ciberacoso.

El ciberacoso se define básicamente como el uso de la tecnología para compartir mensajes o imágenes maliciosos, amenazantes o vergonzantes a una persona o sobre una persona. Puede estar en un mensaje de texto, correo electrónico, en los medios sociales o en una publicación electrónica.

Mientras que el ciberacoso es una forma relativamente nueva de acoso, está convirtiéndose rápidamente en epidemia. Casi uno de seis estudiantes está informando incidentes que ocurren en línea. Según el Centro para Control de Enfermedades, el 15.5% de los estudiantes de escuela secundaria y el 24% de los de escuela intermedia recibieron ciberacoso en 2015.

A medida que la tecnología ha cambiado y que los adolescentes empezaron a pasar más tiempo en línea, el ciberacoso creció y evolucionó. El porcentaje de individuos que experimentaron ciberacoso en algún punto de sus vidas casi se ha duplicado, desde un 18% en 2007 a un 34% en 2016 (Patchin & Hinduja, 2016).

El ciberacoso hiere y daña a los estudiantes al igual que las demás formas de acoso. Como un estudiante compartió con el Centro Nacional de Prevención del Acoso de PACER: “Todo acoso duele, sea en persona o mediante la tecnología. El resultado final es que el acoso, en cualquier forma, es dañino emocionalmente.”

Lo que hace único al acoso es que puede suceder en cualquier momento, de día o de noche, y que es público -un incidente en línea puede ser visto instantáneamente por cientos de pares. Además, también puede ser anónimo, lo que puede inducir a un mayor miedo en el objetivo del acoso.

Ayude a su hijo a definir el ciberacoso

Hace apenas una generación los niños y adolescentes les pedían a sus padres una línea telefónica en su habitación para poder conectarse con sus amigos de forma privada y fácil. Hoy día, el deseo de un estudiante por conectarse con sus amigos no ha cambiado, pero las opciones para hacerlo han crecido enormemente. Mientras que el acceso de los jóvenes a la tecnología ha evolucionado con los años, también ha cambiado la forma en que nos comunicamos con los niños sobre la seguridad en línea y el ciberacoso.

Así como es importante hablar con sus hijos sobre el acoso en persona, es igualmente importante discutir el ciberacoso cuando comienzan a interactuar en línea. Al igual que las demás formas de acoso, muchos niños no informan el ciberacoso ante los adultos. Solo el 33% de los adolescentes que fueron objeto de ciberacoso se lo contaron a sus padres o tutores (Juvonen & Gross, 2008).

Para los niños puede ser difícil hablar sobre el acoso con sus padres, por distintos motivos -pueden sentirse avergonzados por lo que está sucediendo o creer que es culpa suya. Los niños también pueden preocuparse por perder el acceso a su tecnología si se lo cuentan a un adulto. El ciberacoso añade otras complicaciones, ya que los estudiantes pueden no interpreter el comportamiento en línea malicioso y dañino como acoso.

Abrir la conversación sobre qué información compartir en línea

Cuando empiece a abrir esta conversación, empiece discutiendo qué información es apropiada o no para compartir en línea. Puede hablar sobre esto de la misma manera que hablaría con su hijo sobre la seguridad en la escuela, en el parque del vecindario o al jugar deportes.

Hágales saber que está bien usar teléfonos y computadoras, o estar en línea con amigos, pero dígales que usted quiere que estén seguros. Explique que si se comparte en línea algo dañino (con palabras, imágenes, videos, etc.), esto es ciberacoso, y es importante que lo conozcan. Asegúreles que usted no responderá quitándoles el acceso a sus cuentas, sino que trabajará junto a ellos para manejar la situación.

Establezca ciberreglas

También es importante que establezca reglas de seguridad cibernética. Juntos, pueden crear un código de conducta que acepten entre ustedes. Esto puede incluir las veces que su hijo tiene permitido estar en línea, o puntos como “trataremos a los demás en línea como lo hacemos en persona”.

Luego de establecer estos lineamientos, asegúrese de mantener abierta la Puerta que lleva a la comunicación respect a la seguridad en línea y el ciberacoso. Esto le servirá a su hijo para reconocer comportamientos inapropiados y sentirse cómodo para contárselo a usted. Las reglas establecidas también pueden incluir qué sitios tiene permitido usar su hijo, las horas de uso y si usted revisa o no su cuenta.

Si no sabe cómo comenzar, hay varias apps y sitios web para la familia que le pueden ayudar a establecer y supervisar juntos esas reglas.

Cree un plan para responder al ciberacoso

Si su hijo experimenta ciberacoso, debe conocer los varios pasos que puede seguir para detenerlo. Comparta con su hijo consejos sobre cómo responder, para empoderarlo con opciones en caso de encontrar comportamientos inadecuados en línea.

Enfatice que hay que guardar todos los contenidos del ciberacoso, incluyendo los correos electrónicos, mensajes, publicaciones y capturas de pantalla. Para los niños que están siendo ciberacosados, es tentador borrar mensajes y demás contenidos dañinos que les envían, especialmente si intentan ignorarlos. Pero esto puede volverse problemático si usted necesita dar pruebas del ciberacoso. Si este acoso ocurre en los medios sociales, su hijo puede desetiquetarse de la publicación o foto, retirar la amistad o bloquear a la persona e informar el contenido.

Consulte en la escuela de su hijo para saber si el ciberacoso está incluido en las normativas de la escuela. Informe el comportamiento de acoso en línea a la escuela de su hijo, el director o superintendente y asegúrese de incluir copias del contenido dañino.

Anime a los estudiantes a ser buenos testigos si observan ciberacoso

Al igual que es importante que su hijo demuestre un comportamiento positivo en línea, anime a su hijo a ser un buen testigo si ve que ocurre un comportamiento inadecuado con los demás. Hay muchos pasos que pueden dar, lo que les resulte más seguro.

Su hijo puede elegir no marcar con “me gusta” o compartir publicaciones que acosan a alguien. Incluso cuando el contenido está dirigido a él, un niño igualmente puede informar el acoso al sitio o a cualquier adulto en que confíe. También pueden responder con apoyo positivo, sea publicando un comentario que muestre solidaridad o enviando un mensaje en privado a la persona acosada. ¡Un comentario o mensaje amable en medio de un montón de otros maliciosos pude hacer una gran diferencia!

Mientras que el mundo en línea puede parecer un lugar abrumador para navegar con los niños, sepa que hay recursos disponibles para mantener seguros a sus hijos en el uso de la tecnología. Para recibir más información sobre cómo enfrentar el ciberacoso con sus hijos y qué pasos seguir si su hijo está siendo acosado en línea, visita el Centro Nacional de Prevención del Acoso de PACER en PACER.org/Bullying.

Bailey Lindgren es una asociada del Centro Nacional de Prevención del Acoso de PACER.

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