¿La Escuela De Su Hijo Es Segura Ambientalmente?

By Doug Wood

Proteger a los niños del daño es un instinto básico de la naturaleza humana. Les enseñamos a nuestros hijos a ser cuidadosos: no jugar con fósforos, mirar a ambos lados de la calle antes de cruzar, y lavarse las manos al llegar a casa después de jugar afuera. Les damos alimentos saludables y nos aseguramos de que tengan mucho descanso. Sea nuestro hijo o el de otro, no dudamos en estirar el brazo para evitar que un niño camine hacia el tráfico, ni para levantar y calmar a un niño que está lastimado y llorando.

En las escuelas, también hacemos nuestro mejor esfuerzo para proteger a los niños de los riesgos de accidentes, incendios y enfermedades infecciosas, así como también de las drogas, el alcohol, los acosadores y los predadores cibernéticos. Los esfuerzos que se hacen en esas áreas son importantes y encomiables, pero no todas las amenazas y son visibles.

“La escuela es el lugar de trabajo del niño,” dice el Dr. Joel Forman, profesor adjunto de pediatría y medicina comunitaria y preventiva en la Facultad de Medicina Mount Sinai School, en la Ciudad de Nueva York. “La contrapartida de la medicina ocupacional para adultos es la medicina pediátrica centrada en el ambiente escolar.”

Los niños son especialmente vulnerables a las agresiones químicas debido a sus cuerpos pequeños y en desarrollo y al típico comportamiento infantil. Tienen sistemas inmunes, de desintoxicación y de eliminación inmaduros, y proporcionalmente a su peso incorporan más contaminantes que los adultos.

Los niños también se desparraman sobre escritorios y pisos, ruedan sobre el pasto, se llevan cosas a la boca -son niños-, raramente se quedan quietos y les gusta divertirse tocando todo.

Las enfermedades y discapacidades de la infancia, incluyendo el asma, cáncer, diabetes, problemas neurológicos del comportamiento, y alteraciones endócrinas están cada vez más relacionados con la exposición al medio ambiente.

Las estadísticas muestran que este impacto sobre la salud está aumentando su incidencia en todo el país, y como resultado, los científicos y La exposición de tres químicos de bajos niveles que se hallan en las escuelas está generando preocupación entre los defensores de la salud de los niños:

  • Escapes de diésel de autobuses escolares con el motor en marcha pero sin movimiento;
  • Pesticidas utilizados en los campos de juego, y
  • Petroquímicos usados en los productos de limpieza institucionales.

Algunos estados han aprobado leyes o adoptado regulaciones para enfrentar estos tipos de exposición normalmente hallado en las escuelas. El estado de Nueva York, por ejemplo, prohíbe el uso de pesticidas en el terreno de las escuelas, y su Departamento de Educación ha emitido una regulación que prohíbe que los vehículos tengan el motor encendido si no circulan. Sin embargo, con demasiada frecuencia ocurre que las leyes y regulaciones diseñadas para proteger a los niños se ven debilitadas por la presión de la industria.

“La escuela es el Segundo hogar del niño, por lo que es fundamental que los ambientes escolares sean lo más seguros posible.”— Patricia Wood, Directora Ejecutiva de Grassroots Environmental Education.

Como resultado, algunos grupos de padres y distritos escolares están tomando una posición proactiva para garantizar la seguridad de los alumnos dentro de sus escuelas. En East Meadow, N.Y., uno de los distritos escolares más grandes del estado, Patrick Pizzo, el Asistente Especial del Superintendente, supervisa todos los edificios y terrenos.

“Mi responsabilidad principal es la salud y seguridad de todos nuestros alumnos, maestros y personal”, dice Pizzo. “Por eso no encontrarán ningún petroquímico en nuestros productos de limpieza, ni vehículos con el motor encendido y sin circular en el terreno de las escuelas. No hemos usado pesticidas tóxicos en nuestros campos de juego en más de 10 años, ¡y se ven espléndidos!”

Entonces, ¿qué pueden hacer los padres para ayudar a que la escuela de sus hijos sea lo más segura posible? Una solución es The ChildSafe School (la escuela segura para el niño), ofrecido por Grassroots Environmental Education, una organización sin fines de lucro con orientación científica.

Este programa de defensa de las bases está diseñado para que los padres puedan comprender los problemas y alcanzar un cambio duradero en la escuela de sus hijos.

“La escuela es el segundo hogar del niño, por lo que es fundamental que los ambientes escolares sean lo más seguros posible”, dice Patricia Wood, Directora Ejecutiva de Grassroots Environmental Education.

“ChildSafe School (Escuela segura para los niños) es un programa basado en normativas que paso a paso les ayudan a los padres, maestros y administradores tomar un rol activo para reducir las toxinas que sabemos afectan negativamente sobre la salud de los niños.”

Basado en las ciencias emergentes y respaldado por un consejo consultivo científico que incluye a expertos de las universidades de Harvard y Yale, la Universidad de Albany y el Centro Médico Monte Sinaí, el programa ChildSafe School incluye peliculas, hojas con respuestas para padres, resúmenes de investigaciones y una lista para padres y demás defensores de los niños para guiarlos en el proceso.

“Nunca tendremos la certeza absoluta de que una exposición determinada haya causado una herida o enfermedad, pero temenos la responsabilidad para con nuestros hijos de evitar que ocurran experimentos no naturales”, dice el Dr. Leo Trasande, pediatra y profesor adjunto de la Facultad de Medicina de la Universidad de Nueva York.

“Al tomar pasos para reducir la exposición a los químicos en las escuelas mediante iniciativas de base como The ChildSafe School, podemos hacer una inversión sabia en el futuro de nuestros hijos.”

Números de enfermedades infantiles

  • Asma: es una de las causas principales de ausencia escolar y visitas a las salas de emergencias, lo que da cuenta de una pérdida anual de más de 10.5 millones de días de escuela por año.
  • Trastorno de déficit de atención con hiperactividad (TDAH): ha sido diagnosticado en unos 6.4 millones de niños de 4 a 17 años de edad.
  • Cáncer infantil: aunque es relativamente raro, es la causa principal de muertes relacionadas con enfermedad entre los niños, desde la infancia hasta los 15 años del estado de Nueva York. En toda la nación, las tasas del cancer infantil han ido subiendo lentamente desde 1975.
  • Una reciente encuesta del gobierno indica que uno de cada 50 niños escolarizados entre los 6 y 17 años tiene un trastorno del espectro autista (TEA). Los TEA ocurren en todos los grupos raciales, étnicos y socioeconómicos, pero es casi cinco veces más común entre los varones.
  • Defectos congénitos: afectan a uno de 33 bebés. Los defectos congénitos son una de las primeras causas de muerte infantil, lo que da cuenta de más del 20% de las muertes de bebes.

Doug Wood es el director asociado de Grassroots Environmental Education, una organización sin fines de lucro con base en Nueva York.

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